Mad men. Una de las series de las que más se ha hablado, pero que -proporcionalmente- poca gente ha visto. Existen motivos para ello. Fue la serie que puso a la cadena AMC en el disparadero. Después de ella vinieron «The Walking Dead«, «Breaking bad», «The Killing»… Supieron recrear muy bien una época. El trabajo de vestuario y ambientación es impresionante, sobretodo hablando de una serie de televisión. Y además, cuidaron mucho la estética. No hay más que ver sus carteles, su estilo, para darse cuenta que esta es una serie con clase.
Pero, con todos estos motivos, ¿por qué es una serie minoritaria? Porque es una serie de tempo lento, principalmente en las primeras temporadas. Es una serie de detalles. Muchas veces lo importante no son las acciones que pasan, ni lo que dicen los personajes. Lo importante son las miradas, los gestos, el lenguaje cinematográfico. Por lo que es necesario verla de una manera activa.
¿Y de qué va? Exteriormente, del día a día de los trabajadores de una agencia de publicidad. Realmente, va del éxito, de la fama, de la cultura de la apariencia, de las modas, del feminismo, de la búsqueda de la felicidad, y de muchas otras cosas más. Por eso he disfrutado sus siete temporadas. Porque, aunque parezca una serie sobre los sesenta, habla de como somos las personas, y ese es un tema de ayer, de hoy, y de siempre.