Podemos clasificar a los lectores en dos grupos: los partidarios de volver a leer un libro y los que se oponen a ello. Yo me ubico en el primer grupo, pero sin abusar. Quede claro que no me refiero aquí a volver a dar una oportunidad a un libro que empezamos y no pudimos terminar. Yo hablo de volver a leer un libro entero, de cabo a rabo. ¿Por que releo yo? Por un simple motivo: si he disfrutado mucho leyendo un libro, ¿por qué no repetir? Yo no leo para aumentar mi cultura o vocabulario, yo leo porque me gusta. La historia es importante, sin duda, pero no lo es todo. Por eso, he encontrado placer en volver a leer las mismas páginas.
Paso a detallaros las contadas ocasiones en que he releído:
- El Cantar de Mio Cid. Lo leí por primera vez en el colegio, cuando era un adolescente. Disfruté tanto que, al cabo de los años, quise repetir aquella experiencia. Quería ver si, con un poco más de madurez (no mucha), perdería algo de magia. No fue así.
- El desquite de Sandokan, de Emilio Salgari. Me lo pasé bomba leyéndolo en mi adolescencia y otra vez al cabo de unos años. Por «culpa» de él, me leí otros cuatro libros del mismo autor.
- El camino, de Miguel Delibes. Es uno de mis libros favoritos. Una historia simpática, encantadora, tierna y divertida. Siempre que lo he recomendado a algún amigo, este me lo ha agradecido al acabarlo.
- El Señor de los Anillos, de JRR Tolkien. Otro que leí cuando era adolescente. Lo volví a leer antes del estreno de la primera película de la trilogía, porque quería volver a imaginarme, por última vez, toda las situaciones y personajes como a mí me daba la gana. Llevo una larga temporada sin picotear en él, costumbre que tenía hace un tiempo. Tampoco he vuelto a ver ninguna de las películas. El motivo es que quiero borrarlo lo máximo posible de mi mente, para así volver a gozar con su lectura. Sería la tercera. Mucho me «temo» que no será la última.
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